Museo del Kempes: las historias que guardan las camisetas de fútbol

Córdoba es uno de los principales destinos turísticos de la temporada a nivel nacional, recibiendo a miles de turistas de todo el país y de otros países que llegan a maravillarse con sus paisajes pero también con sus propuestas. Una de ellas, es la visita al Museo Provincial del Deporte que se encentra en el escenario mayor del deporte de la Docta.

“¿Es la original?, ¿Y cómo llegó acá?”. Preguntas como estas suenan repetidas veces en el Museo que funciona en el Estadio Mario Kempes. La camiseta número 16 del Nápoli, que usó Diego Maradona por única vez en un partido ante Fiorentina en 1989, es una de las grandes joyitas que exhibe este rincón turístico que mantiene viva la memoria de la provincia a la que alguna vez llamaron “cuna de campeones”. Pero no es la única.

Entre los imperdibles está la tradicional 10 de Maradona del equipo italiano, la que vistió el holandés Wim Jansen el día de la final del Mundial 78 (cedida por Miguel Ángel “Cata” Oviedo), la que Paulo Dybala lució en Rusia 2018, como así también la de Pep Guardiola en su época de jugador de Barcelona y la que vistió José Omar Reinaldi con la Liga Cordobesa, en la inauguración del ex Chateau Carreras.

Cada una de ellas tiene una historia particular, muy propia del momento en que se obtuvieron, y los cordobeses también encontrarán motivos para emocionarse.

Los hinchas de Talleres pueden deleitarse con la camiseta que Nahuel Bustos utilizó el 7 de octubre de 2018, cuando la “T” superó por 3 a 0 a Belgrano. Lógicamente, también los fanáticos “celestes” tienen un motivo para visitarnos; podrán ver la camiseta que utilizó el “Pirata” en el campeonato Nacional del ’75. Los simpatizantes de Instituto podrán ver la primera camiseta con publicidad de la “Gloria” (1985) y los seguidores de Racing y Juniors también tienen su rincón guardado en este “túnel del tiempo” que es el museo del Kempes.

Además, hay espacios reservados para equipos destacados a nivel nacional. Boca cuenta con la camiseta de Nicolás Burdisso del día en que el club se adjudicó la Copa Libertadores 2000, al derrotar al Palmeiras de Brasil. River no se queda atrás y aporta al Museo la casaca que Enzo Francescolli vistió en la Copa Libertadores que el equipo “millonario” logró en 1996.

Otras piezas muy valiosas son la que Carlos Bianchi utilizó en Vélez (1971) junto a inolvidables prendas de Racing y San Lorenzo.

Entre tanto recorrido se distinguen piezas únicas, esas que realmente son increíbles, las que le iluminan los ojos a nuestros visitantes al leer la historia o el nombre de quien las vistió.

Una de las más especiales es la perteneciente al Cosmos de Nueva York, donde jugaron figuras como Pelé, Johan Cruyff o Franz Beckenbauer. Justamente el alemán visitó el estadio en un amistoso jugado contra Belgrano en 1978. El dato curioso es que en la previa de ese encuentro cantó Gloria Gaynor. Y como era de esperar, la figura que le da el nombre al estadio, Mario Alberto Kempes también dejó una camiseta utilizada por él en el Valencia en 1979.

Las selecciones nacionales tienen otro espacio. Entre ellas podemos encontrar la camiseta de Italia que utilizó Roberto Donadoni. También están las originales que Holanda y Francia vistieron durante el Mundial 1978.

De Argentina se pueden encontrar diferentes modelos. La más nueva es la vestida por Paulo Dybala durante el Mundial de Rusia 2018, pero se pueden encontrar de todas las épocas.

Todo esto y mucho más está presente entre los más de 200 artículos originales que se renuevan permanentemente en el museo del deporte de Córdoba. El espacio no exhibe réplicas de ningún tipo porque el material expuesto es cedido directamente por los propios protagonistas.

El museo, al que se accede con un bono contribución de 50 pesos para mayores y 30 para menores de 6 a 12 años, permite la toma de fotografías y recrea el recorrido de los jugadores hasta el momento de salir a la cancha. La excursión incluye, además, la posibilidad de acceder a los vestuarios y al campo de juego, en una experiencia vivencial incomparable para los aficionados.