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No es lógica una mayor presión tributaria sin un plan de reactivación

Las pymes tienen que elegir entre pagar salarios, pagar créditos o pagar impuestos. No se puede con los tres. Lo único que abunda es la capacidad instalada ociosa. Y aún así, se hacen malabares para no despedir

Por Roberto Marquinez  –  Fuente: infobae.

Tropezar dos veces con la misma piedra no es opción. Y en la historia económica argentina los ejemplos de lo que no hay que hacer abundan. Tropezar ya es un deporte nacional porque las ideologías prevalecen sobre el sentido común.

No es ideológico afirmar que sin pymes no hay país posible. Más bien es una realidad que políticos y economistas afirman con palabras conocer, pero en los hechos demuestran desconocer.

Si a las pymes le sumamos microempresas, emprendedores, monotributistas, entre otros, tendremos un sistema que crea riqueza con equidad social. Por eso hay que apuntalarlo en vez de drenarlo.

Parece que quieren atender a los heridos solo con curitas y agua oxigenada mientras les pasan la factura de la obra social y los obligan a donar sangre

Hay una realidad inobjetable: a estos sectores vitales para la economía les pasó un camión por arriba. Y parece que quieren atender a los heridos solo con curitas y agua oxigenada mientras les pasan la factura de la obra social y los obligan a donar sangre.

Las medidas que aumentan la presión tributaria, el frondoso esquema de impuestos regresivos que llegaron por unos meses y siguen hace 20 años, y la falta de un plan de reactivación que encienda el motor de la economía y dé previsibilidad, podría terminar en una caída de la recaudación impositiva y en deudas tributarias imposibles de pagar.

Este esquema es insustentable en el tiempo.

Como se dijo antes: nos pasó un camión por arriba por lo que la mente del empresario está puesta en sobrevivir.

El objetivo es continuar. Su familia y la de sus trabajadores dependen de sus decisiones para escapar de la estanflación que entierra a las empresas en una etapa terminal con fatal final, que al menos sufren una gran cantidad de pymes al día que ninguna estadística supo cuantificar con certeza.

Bajo el manto de una economía en recesión, con caída en todas las ramas de la actividad industrial y el comercio, inflación, estiramiento en la cadena de pagos, impuestos distorsivos, costos laborales y no salariales que se transforman en impuestos al trabajo y el padecimiento de exorbitantes tasas de interés en los últimos años, entre otros factores desestabilizantes, no resulta innovador manifestar que las pymes que quedan de pie necesitan una urgente atención.

La actividad debe ser impulsada con un marco legal sostenible que le otorgue un entorno de previsibilidad y seguridad jurídica a su desenvolvimiento productivo, acorde a la importancia del sector objetivo.

Este modelo de desarrollo no deja de ser otra casa que una nueva Ley Pyme que contemple un tratamiento especial para el sector en temas tales como el fiscal, el laboral, el acceso al financiamiento, la promoción de inversiones, la promoción de exportaciones, la capitalización de sus utilidades, entre otros.

Este modelo de desarrollo no deja de ser otra casa que una nueva Ley PyMe que contemple un tratamiento especial para el sector en temas tales como el fiscal, el laboral, el acceso al financiamiento, la promoción de inversiones, la promoción de exportaciones y la capitalización de sus utilidades

Poner a todos los organismos del estado en pos de apuntalar al sector a fin de propiciar su desarrollo y garantizar su sustentabilidad es actuar estratégicamente como nación.

Pero el contexto hace que el futuro sea una utopía. Hay que elegir entre pagar salarios, pagar créditos o pagar impuestos. No se puede con los tres. Y lo único que abunda es la capacidad instalada ociosa, que en no pocos casos llega al 90%, y aún así se hacen malabares para no despedir.

Porque un empleado no es un número en la plantilla del Excel. Un empleado es un compañero de trabajo con el que se comparte la jornada laboral, que tiene una familia que alimentar e hijos que educar.

Hipnotizados por la macroeconomía y el pago de la deuda, no notan que falta un plan económico para reactivar la economía; un plan con medidas creativas, consensuadas y de carácter federal, con especial atención en las Pymes, emprendedores y monotributistas.

Es que si los argentinos vamos a hacer un mayor esfuerzo que supere nuestros límites, al menos que sea sabiendo que tenemos horizonte o una luz al final de este oscuro túnel.

El autor es presidente de la Confederación General Económica (CGE) y vicepresidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA)

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