OpiniónPolítica

LOS REDENTORES- Por Alan Alfaro

Este artículo nos invita a preguntarnos por qué Cristina y Alberto despiertan un ardiente fanatismo, a pesar de los puntos oscuros que conocemos sobre ellos. He aquí un vehículo para tratar de encontrar respuestas.

Siempre me planteo el hecho de que sería correcto se realizase un estudio sociológico sobre el motivo de la popularidad de Cristina Fernández de Kirchner. Y ahora, le sumamos la de su coequiper, Alberto Fernández. Qué generan. Por qué sus premisas son más escuchadas que las de un predicador.

Habitualmente, escribo que, cuando no podemos deducir o explicar algo, bastan los refranes populares. Y en este caso, el ideal sería: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

¿Y quién sería el ciego? Buena parte de la sociedad. Y el motivo es que, habiendo visto todas las pruebas que existen, dicho segmento no se despierta. Continúa, aunque no se dé cuenta, preso de ese universo, que consta de sus propias leyes, discursos y mundos.

Tienen todos los calificativos negativos que pueden tener seres como ellos: soberbios, selectivos, absolutistas… Pero sus fanáticos perduran, hechizados.

Hemos visto a Cristina discriminar camioneros, diabéticos, gente humilde,  amenazar a personas que piensan distinto. Pero “los soldados de Perón”, como se autoproclaman, siguen expectantes alrededor de ella.

Lo mismo sucede con el señor Alberto: tras su fachada de líder, esconde debilidad, poco carácter y es una copia fiel de su vice: Cristina.

Ambos inducen a los ciudadanos a que no se informen para ocultar las deficiencias de su gobierno. Se aprovechan del idealismo de los jóvenes-principalmente- para poblar su mente de ideas nefastas.

Dicen y se desdicen de sus propias palabras. Prejuzgan y pintan a su gente una realidad que no es. Piensan y realizan planes descabellados.

Restaría ser astuto y hacerle entender al individuo que no se deje engañar, que se anime a descubrir la verdadera cara de los mandatarios y ante todo, que él es el protagonista y artífice de su propio cambio. Por lo tanto, ni Alberto ni Cristina son LOS REDENTORES.

ALAN ALFARO

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