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La asociación feminista «Actrices Argentinas» defiende a una mujer condenada por falsa denuncia e instigación al homicidio. Por: Roxana Kreimer

La agrupación feminista Actrices Argentinas defiende a una mujer que ya tiene condena judicial firme y está presa por escrachar a un hombre en Facebook y por instigación al homicidio. El hombre fue torturado salvajemente y no se lo asesinó porque cuando se disponían a hacerlo explotó su casa, que fue incendiada por los agresores, que huyeron. El mes pasado la instigadora, su madre y su hermano fueron condenados por un jurado popular de Córdoba a 23 años de prisión.

Por Roxana Kreimer

De acuerdo a la sentencia 132 de Cruz del Eje, Córdoba (Argentina), Flavia Saganías, de 41 años, acusó falsamente a Gabriel Fernández, su ex pareja, de abusar sexualmente de su hija (Poder Judicial de Córdoba, 2019). Saganías y Fernández tienen mellizos en común, pero esta niña de siete años no es hija de él. El fallo consigna que según él ella era muy celosa y ya había intentado prenderle fuego a Gabriel por un malentendido vinculado a un campo que ella le había comprado cuando se conocieron. La justicia no encontró evidencias como para condenar a Fernández por abuso sexual y el caso fue archivado,sin que el juez obrara de oficio para determinar si fue o no una denuncia falsa. En el relato de Flavia la niña tenía pesadillas nocturnas y se despertaba gritando «No, no quiero», y como se negaba a contar lo que le pasaba, la psicóloga habría recomendado que la niña dibujara algo relacionado con Fernández. Según Flavia el dibujo resultante había sido el de un par de manos y un pene. El problema que presenta este relato para los medios de difusión es que olvidan que ese es la versión de Flavia, y no necesariamente como ocurrieron las cosas (Toledo, 2020; Perfil, 2019, Página 12, 2020). En la sentencia se reflejan conversaciones electrónicas que Flavia mantuvo con sus amigas, a quienes les dijo “… armé todo para que el hijo de mil puta quede preso ayer y mi hija habló, lloraba y lo negaba…esta nena arruinó todo”. (pág 96, Poder Judicial de Córdoba, 2019).

Sentencia judicial: https://www.diariojudicial.com/public…

Tras el sobreseimiento de su ex pareja por la denuncia de abuso sexual de la menor, Flavia decidió escracharlo en Facebook con el siguiente mensaje: “Este abusador de niños, denunciado en la fiscalía de Cosquín, sigue suelto. Un violador más que sigue libre entre nuestros niños. Se llama Gabriel Fernández y vive en calle Pampa al fondo. Por favor difundir. Cuidémonos entre nosotros ya que la justicia no hace nada”. La publicación estuvo en línea pocas horas: fue denunciada y dada de baja. En los posteos decía “hay que quemarlo vivo”, “hay que matarlo”. A partir del escrache, Gabriel Fernández comenzó a ser estigmatizado en el pequeño pueblo cordobés en el que vive, se lo trata de violador, aún con una sentencia absolutoria.

Al enterarse de la publicación de Facebook, el padre de la niña se comunicó con la familia del hermano de Flavia para saber qué estaba pasando. La sentencia relata que el hermano y la madre de Flavia viajaron desde Buenos Aires a Córdoba, concurrieron a las siete y media de la mañana a la casa de Gabriel Fernández, decididos a hacer «justicia por mano propia». Lograron que les abriera diciendo que venían a arreglar pacíficamente las cosas, y a partir de ese momento lo colgaron de un árbol y lo «apuñalaron en el tórax con un elemento punzo cortante tipo cuchilla de cocina», generando una «herida punzante en el tórax derecho, lo que le provocó un neumotórax moderado con contusiones, al tiempo que el hermano de Flavia decía “tenémelo, tenémelo, lo voy a apuñalar…te voy a matar hijo de puta”, finalidad que no habría concretado por circunstancias ajenas a su voluntad, ya que Fernández forcejeaba en el piso tratando de escaparse» (pág 102). Mientras tanto un tercer sujeto no identificado, que podría haber sido Flavia, roció toda la casa con alcohol con el propósito de incendiarla. Luego la madre de Flavia le pidió a su hijo que le sacara la ropa a Fernández. Una vez que le arrancó el pantalón tomó un hierro de construcción de diez milímetros y se lo introdujo en el ano, mientras le llenaba la boca de tierra para que no se oyeran los gritos». La suegra de Fernández entonces gritó: “hijo de puta, te voy a hacer lo que le hiciste a mi nieta…” y tras tomar un hierro de construcción de diez milímetros que estaba en el patio de la vivienda le realizó un puntazo en la zona anal». Finalmente sacaron una pistola para matarlo, pero no pudieron hacerlo porque la casa explotó por el incendio provocado después de rociar la casa con alcohol.

En la sentencia se consigna que apenas consumado el hecho Flavia Saganías recibió en su teléfono celular una fotografía de su ex pareja, gravemente herido. Se ve un arma de fuego que apunta hacia su rostro ensangrentado, de lo que la sentencia infiere -junto a otras pruebas- que, en contraste con lo que aducen los acusados, Flavia tuvo contacto con su madre y su hermano cuando llegaron a Córdoba.

Gabriel Fernández estuvo internado durante 12 días con un pulmón perforado por la hoja de un cuchillo, una fractura en el brazo izquierdo, un corte profundo por encima del ojo derecho, más de una docena de puntos de sutura y magullones por todo el cuerpo, entre otras lesiones. Aún hoy (enero del 2020) todavía no pudo volver a trabajar de la  manera en que lo hacía antes, por las limitaciones físicas que resultaron como consecuencia de de las múltiples heridas que recibió. Toda su casa y sus instrumentos de trabajo fueron destruidos por el incendio, en el que intervino la policía. “No me mataron, pero la vida que tenía antes me la quitaron”, dijo Fernández antes de empezar el juicio y lo reiteró a lo largo del proceso (Federico, 2029). “Cuando me desperté en el hospital -declaró Fernández-, me cayó la ficha de que estaba desnudo. Pero en el sentido universal, ya que no me quedó nada de nada. Lo que más lamento es que perdí una computadora en la que tenía las fotos de un hijo que falleció”, contó. (Federico, 2019).

En el juicio oral el hermano de Flavia incluso dijo, delante de todos:  «¿Qué se les hace a los violadores? Como se ve en la televisión, se les incendia la casa para que no vuelvan más».  El fallo dice «le faltó decir que se los viola y se los mata». «La prueba demuestra que Flavia Saganías -continúa-, por serias desavenencias con su ex pareja, orquestó la denuncia del supuesto abuso sexual sufrido por su hija con única finalidad de perjudicar a su ex pareja y lograr que quede preso. Al haberse caído su construcción fabulosa y ver frustrado el objetivo, dio un paso más en el mismo camino y planificó ahora hacer justicia por mano propia instigando a sus familiares. (…) En otra conversación con sus amigas escribió “la verdad que en ese momento me desequilibré, perdí la calma, me invadió la ira …la impotencia … q él siga como si nada”.

Un jurado popular formado por cuatro mujeres y cuatro hombres condenó a Flavia y Enrique Saganías y a Mónica Bonifacio a 23 años de prisión cada uno. Flavia Saganías fue condenada por instigadora y su hermano y su madre fueron responsables del delito de tentativa de  homicidio agravado por el vínculo, de ensañamiento y abuso sexual con acceso agravado en grado de tentativa e incendio.

La mayoría de las versiones que sobre este fallo circularon en la prensa no subrayaron la violencia que padeció Gabriel Fernández. En  la mayoría de los casos ni siquiera la mencionaron, y lo tomaron como un ejemplo de mal funcionamiento de la justicia -controvertido en el mejor de los casos- ante situaciones de abuso sexual. (Toledo, 2010, Perfil, 2019, Página 12, 2020).

La revista feminista de Mendoza La Trenza twitteó en su cuenta @LaTrenzaRevista el 14 diciembre de 2019: «Liberación para Flavia @actrices_arg pidió por la liberación de la mujer cordobesa condenada a 23 años de prisión luego de que escrachara por redes al abusador de su hija.#libertadparaflavia #nonoscallamosmás #miracomonosponemos». Junto a otras organizaciones feministas, el grupo Actrices Argentinas, con Thelma Fardín a la cabeza, organizó una performance de protesta por el fallo frente a la Casa de Córdoba en la Ciudad de Buenos Aires (Página 12, 2020). En un audio de Whatsapp que se utilizó para amplificar la convocatoria, Fardín declaró:»Flavia tiene 40 años, es madre de cinco hijes y está presa. Denunció al abusador de su hija de 7 años y cuando la justicia no le dio respuesta publicó en sus redes un alerta (…) «el tipo esta suelto, este viernes leen la sentencia firme en Cruz del Eje (…) Desde Actrices Argentinas, junto a muchas otras organizaciones, estamos convocando a una performance en la Casa de Córdoba para exigir su libertad». Un documento presentado por otra organización feminista señala: «Entendemos a este caso como paradigmático, un caso explícito de justicia patriarcal, volviendo a la víctima en victimaria. Flavia representa a todas aquellas personas que ante un sistema judicial ineficiente, que revictimiza a lxs sobrevivientes y pone en duda su palabra, dejando en libertad a violentos, abusadores y pedófilos, buscan advertir a la sociedad, buscando contención mediante las redes sociales», se indicó en unos de los parrafos del documento».

La pregunta que es difícil no formularse es: las organizaciones feministas que siguen insistiendo en que se trató de un abuso sexual infantil, ¿leyeron la sentencia o se informaron por la visión distorsionada de los diarios, que alineados en la versión políticamente correcta de creerle siempre a la denunciante, omitieron la prueba en la que Flavia Saganías queda en evidencia en torno a la falsedad de su denuncia (Página 12, 2020, Perfil, 2019, Infobae, 2019)? Recordemos el mensaje que le envía a sus amigas: «armé todo para que el hijo de mil puta quede preso ayer y mi hija habló, lloraba y lo negaba…esta nena arruinó todo”. (pág 96, Poder Judicial de Córdoba, 2019). ¿Saben estas organizaciones feministas que Gabriel Fernández fue torturado, violado y que se intentó poner fin a su vida con un arma? ¿Están informadas sobre el incendio total de la casa de la Fernández, donde perdió todas sus pertenencias, incluyendo sus instrumentos de trabajo? ¿Supieron que la foto del hombre torturado fue inmediatamente enviada a Flavia por la madre y el hermano? Resulta bastante improbable que se hayan tomado el trabajo de leer la sentencia. Más plausible resulta la posibilidad de que se hayan formado una opinión por la versión sesgada que la prensa y las redes sociales ofrecieron del caso. Un ejemplo es el párrafo que le dedicó el diario Página 12 a Gabriel Fernández, cuando Flavia lo había denunciado en Facebook: «Tras la publicación, el hermano de Flavia y su madre decidieron viajar a Córdoba y al no encontrar a la mujer en su casa se dirigieron a la del presunto abusador. En declaraciones públicas, Emiliano, el hermano de Flavia, dijo que al llegar allí se encontraron con una persona «totalmente drogada que salió a la puerta con un arma», que comenzó una pelea y Fernández resultó herido» (Página 12, 2019). Ni una palabra de las torturas que le infligieron, ni una palabra del incendio, ni una palabra de la prueba que mostraba que la denuncia de abuso sexual era falsa. ¿Cuáles son las evidencias en las que se basaron para sostener que la denuncia no era falsa? No las aportan, no refutan las evidencias existentes, solo repiten el dogma del patriarcado, sin argumentos, sin matices, sin la menor referencia a la información abundante que contiene la sentencia, que es posible leer en un par de horas, tiempo del que tal vez una militante feminista no disponga para fijar su posición, en cuyo caso tampoco debería pronunciarse a favor o en contra.

Comparemos los títulos de los diferentes medios de prensa:

  • Página 12 (2020): «Actrices Argentinas reclamaron la liberación de una mujer».
  • Perfil (2029) Denunció un abuso en Facebook y la fiscal pide que la condenen a 23 años (la nota no contiene ni una palabra sobre las torturas, el intento de homicidio y el incendio de la casa de Fernández)
  • La voz (Federico, 2019):  Condenados por golpear y abusar de un hombre al que habían escrachado por Facebook.

«Estos grupos feministas están proponiendo implícitamente el abandono de los pilares de un Estado de derecho, la vuelta a la justicia por mano propia y la renuncia a las garantías constitucionales del debido proceso, la imparcialidad y la presunción de inocencia. Estos derechos parecen a su modo de ver muy respetables, siempre y cuando no contradigan lo que dice una mujer.»

Bibliografía: Poder Judicial de Córdoba. Cámara Criminal Correccional Cruz del Eje. Resolución 132, 2019, Tomo 5, Folio 1240-1297, Argentina, Expediente 6570899, Bonifacio, Mónica Graciela, Saganías, Enrique Emiliano.

 

Fuente: feminismocientific
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