POR: ALAN ALFARO
SALVAJE HUMANIDAD
Podría enumerar de forma infinita la cantidad de “animaladas”- porque la palabra es esa: animaladas- que hoy por hoy se encuentra cometiendo el ser humano.
No podemos desmenuzar todas, pero algunas si:
Comencemos despacio:
1-Persigue supuestamente la inclusión, pero no olvida su machismo y sus estructuras obsoletas.
2-Lo que antes era considerado pecaminoso ahora está completamente permitido y considerado algo natural.
Si. Y tengo fundamento para justificar estas dos posturas:
1-Hablamos de un mundo abierto e integrador, pero las disputas entre las corrientes feministas y machistas continúan existiendo.
2-Antes, la palabra “aborto” era un verdadero insulto. Ahora, es algo “free”, una opción más. Y si estás en contra, te crucifican.
Lo peor de todo esto es el razonamiento utilizado: si el aborto se legaliza, no mueren más mujeres.
¿Se olvidan que una pequeña vida también se muere dentro de un vientre? Hasta son capaces de negar que existen “dos vidas” cuando se promueve salvarlas.
¡Ah! Y lo ultimo: Prácticamente, ahora no se puede hablar con “O” ni con “A”, porque la primera es una letra machista y la segunda, feminista. ¿Motivo? Supuestamente, se quiere instalar un “lenguaje inclusivo”. Ahora, debemos expresaron con “E”, “S” O X”, que no excluyen a nadie, según se expresa.
Hasta el año pasado, la cosa era: decir “todos y “todas” para respetar los géneros. Ahora es “todes”. ¡Patético!
Falta que obliguen a cambiar el abecedario completo. De este modo, nadie se ofenderá.
¿Por qué en vez de cambiar letritas de manera estúpida no nos esforzamos por ser TODOS-pero –TODOS-felices?
¡Y un detallito más que en la historia se olvidaron! Mucha inclusión, mucha inclusión, pero, cuando se habla de un enlace matrimonial, nunca le sacan a la esposa el nexo “de” cuando se nombra el apellido de su marido. O sea, sería así: la mujer pertenece indefectiblemente al hombre. ¿Y el hombre no pertenece a nadie?
El nexo “de” ya establece propiedad, y nadie es propiedad de nadie.
¿Porqué la mujer no puede agregar a su apellido el del hombre sin utilizar el nexo “de? ¿Se dieron cuenta?
Allí es donde la verdadera inclusión comienza: cuando todos podemos ser iguales en toda la extensión de la palabra. De otro modo, establece superioridad el hombre sobre la mujer, o a la inversa.
Pero la verdadera INTEGRACIÓN se logra, primero, respetando al otro. Segundo, actuando, haciendo, en lugar de cambiar lo que está establecido para bien.
Siendo concretos y justos, podremos calmar a esta SALVAJE HUMANIDAD.
