Hoy por hoy, los cordobeses tienen un motivo muy poderoso para sentirse orgullosos: la Provincia será sede del VII Congreso Internacional de la Lengua Española, el cual tendrá lugar entre el 27 y el 30 de marzo del presente año en la provincia mediterránea.
Bajo el lema “América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento, el evento reunirá a casi doscientos cincuenta escritores, académicos, expertos y profesionales de todo el mundo que debatirán sobre la consigna anteriormente citada.
Aquí voy al punto que me convoca: Para mi beneplácito, en varios medios, se habla de “Rescatar el Valor de la Palabra”.
La difusión que se hace de esta tarea me llevó a recordar una interesante anécdota personal: corrían mis últimos días de escuela primaria. Mi maestra nos entregó en mano un texto. El título era: “El Valor de La Palabra”.
Hasta ese momento, no había tomado conciencia de la importancia de la expresión. Pero el contenido del texto me llevó a agradecer poseer la capacidad de hablar y escribir.
El mismo, a grandes rasgos, decía que, los seres humanos estábamos dotados de ese nexo, es decir, la Palabra, que nos permitía pedir, ordenar, debatir, advertir.
Y por sobre todo, a la Palabra había que cumplirla. Quien no lo hacía, se transformaba en una persona desobligada.
Lo que hasta ese momento para mi era una función común: el expresarse, se había transformado en un recurso más que importante para mi vida. Contar, exteriorizar, ya significaba mucho.
Con la llegada del Congreso a Córdoba, me agrada de sobremanera que se resalte algo que a todos nos parece tan común.
Si nos detenemos a pensar, la Palabra es lo más importante que se nos brindó: gracias a ella decimos lo que sentimos, mostramos lo que somos, dejamos huella, brindamos posturas.
La palabra es un recurso. Agradezcamos a Dios porque lo tenemos y podemos emplearlo.