Policiales

Cruz del eje : Pirata del asfalto, capo barra y jefe del penal: el Gordo Zvizer, el prófugo al que la Justicia le puso precio millonario

El mítico Alberto Zvizer, hombre pesado del delito y el paravalanchas, volvió a las andadas: la Justicia lo acusa de liderar una banda que realizó 11.000 estafas desde una prisión cordobesa ubicada en la ciudad de Cruz del eje. La increíble historia del barra que estuvo en la Copa América y sabiendo que lo buscaban, no volvió de Brasil

 Según título y público infobae.com «El operativo en Dock Sud moviliza decenas de miembros de fuerzas federales. Los patrulleros surcan con sus sirenas y estacionan en las cercanías de la cancha de Dock Sud. Los vecinos al principio se sorprenden, ya que no hay partido de fútbol, pero después comprenden todo: la Policía viene en búsqueda de Alberto Zvizer, el Gordo Betopadre del presidente del club y mítico personaje del delito y el paravalanchas. La acusación es grave: liderar presuntamente una megabanda con asiento en el penal de Cruz del Eje, Córdoba, que llevó adelante miles de estafas y secuestros extorsivos. Los allanamientos, claro, dan negativo: el Gordo Beto se despidió de sus amigos diciendo que iba a ver a la Argentina jugar la Copa América y jamás regresó. Con múltiples contactos en las fuerzas de seguridad, todos apuntan a que obtuvo con tiempo suficiente el dato de que estaban tras su cabeza y se mandó a mudar. Ahora, el Ministerio de Seguridad y la Justicia le ponen precio al barrabrava más buscado del país: medio millón de pesos para quién de datos concretos de su paradero. Te están buscando, Matador, dirían Los Fabulosos Cadillacs.

Zvizer no es un personaje cualquiera en ese submundo que vincula el delito común, los delincuentes del fútbol y los oscuros personajes que le han dado cobertura política, judicial y policial durante tanto tiempo. Se ganó primero la fama de duro en el mundo barra cuando se consagró como el jefe de los violentos de Dock Sud a los que lideró en la década del 90, provocando algunas de las batallas más cruentas que se recuerden contra varios equipos del ascenso y fundamentalmente contra San Telmo. Por entonces, se decía que la barra del Docke era la más peligrosa de la zona de Avellaneda, y tenía su núcleo duro en la zona llamada «las Torres», cerca de donde corre hoy la autopista Buenos Aries-La Plata. Pero Zvizer no sólo manejaba la tribuna a sangre y fuego: esa condición lo hizo convertirse en puntero del Justicialismo de la zona donde empezó a tallar fuerte. Y con esa banca, armó un grupo de piratas del asfalto y de delitos contra la propiedad. Con objetivos en Lomas de Zamora, Banfield y Adrogué, ese grupo logró aterrorizar al Sur del Conurbano aunque al propio Zvizer sólo pudieron adjudicarle un asalto, por el que fue condenado por el Tribunal 9 de Lomas.»

Nota relacionada: Megaoperativo en el Complejo Carcelario de Cruz del Eje

«Al salir, recuperó la tribuna y decidió trasladar el redituable negocio de la piratería al Sur del país, robando camiones que venían desde Chile cargados de mercadería importada. Los ataques se sucedían uno detrás de otro a punto tal que la propia Cancillería del país trasandino elevó una queja al Gobierno argentino. Pero los robos no paraban: la banda del Gordo Beto ploteaba los vehículos que usaban como si fueran de Gendarmería, se vestían como hombres de esa fuerza, paraban a los camiones con mercadería y después los desbalijaban. Pero en 2004, alguien decidió vender el dato de dónde se haría el próximo atraco y la Policía llegó a tiempo: Zvizer terminaría condenado a nueve años de prisión, recluido en el penal de Cruz del Eje, en Córdoba, tras pasar una estancia en Junín de los Andes de donde fue trasladado por el poder que había acumulado en esa prisión.

En Córdoba logró lo mismo: todo el pabellón le respondía. Ahí hizo los contactos suficientes para volver presuntamente a armar una megabanda. Antes, cuando salió de la cárcel, decidió volver a su antigua pasión, los tablones del Docke. Apareció por primera vez en la cancha en abril de 2013 junto a un grupo del barrio Las Casitas y Las Torres, su patria chica. Allí fueron a desbancar a los nuevos jefes, llamados Los Homeros y dirigidos por los hermanos Marcelo y Rubén García, empleados municipales de Avellaneda y que por entonces ya habían trabajado para el kirchnerismo en Hinchadas Unidas Argentinas, el peronismo disidente en 2011 y hasta fueron utilizados como fuerza de choque por el oficialismo en la Ciudad de Buenos Aires para reprimir una marcha docente a la Legislatura porteña en 2012. Cuando se vieron cara a cara en la cancha, el enfrentamiento fue feroz, dejó tres heridos de bala y un apuñalado, el propio Gordo Beto. Eso lo llevó a postergar un tiempo sus planes de volver a gobernar el pago, lo que lograría de cualquier manera dos años atrás. Tal fue su influencia que su hijo, Hernán, terminó asumiendo como presidente del club con la banca del sindicato de Camioneros y de la Municipalidad de Avellaneda en manos del intendente Jorge Ferraresi. Lo que llamó la atención fue la conformación de la comisión directiva donde talla fuerte la barra de Racing y de vocal está Leandro Dorado, un hombre que manejó según la Justicia toda la reventa de tickets para los partidos de Copa Libertadores de River y otros eventos y que tiene derecho de admisión a los estadios. De hecho, fue expulsado de Brasil cuando intentó ver a Messi y compañía.

En este marco y con las alianzas tejidas correspondientes, el Gordo Beto abrió según determinó el juez de Garantías Orlando Díaz y el fiscal de distrito, Jorge Noceti, una megabanda con epicentro en el Complejo Penitenciario de Cruz del Eje desde el cual se realizaron 11.000 estafas telefónicas con distintas modalidades: secuestros virtualesfalsos juicios de reparación histórica y supuesta caducidad de billetes de circulación legal, utilizando siempre como víctimas a miembros de la tercera edad, quienes sugestionados accedían rápidamente a entregar sus pertenencias. Y según la Justicia, Zvizer era quién coordinaba la logística de la banda desde el exterior y quién se encargaba de los cobros de las estafas cometidas por teléfono desde la cárcel.

Con los datos recogidos, Gendarmería, la Policía de Córdoba y la división Antinarcóticos hicieron un operativo gigantesco con más de 500 efectivos dentro del penal donde se secuestraron 24 teléfonos celulares. De allí todo derivó hacia el Gordo Beto, quién alertado dejó el país rumbo a Brasil con la excusa de la Copa América y jamás volvió. Por eso cuando lo fueron a buscar a su casa, sólo encontraron su camioneta, una suma de 1350 dólares y unos pocos papeles. De su presencia, nada. Por eso ahora saltó la captura internacional y la recompensa del hombre que se hizo fuerte desde una tribuna para saltar al mundo del hampa y convertirse en un mito cuyo final, según aseguran en la Justicia, está cerca.»

 

 

 

Fuente: infobae.com

 

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