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EL MISMO CUENTO-Por Alan Alfaro
"Voy a usar una metáfora graciosa para introducir a los lectores en este nuevo artículo: Los seres con defensas más bajas en un país son los votantes."
Voy a usar una metáfora graciosa para introducir a los lectores en este nuevo artículo:
Los seres con defensas más bajas en un país son los votantes.
¿No se entiende? Vamos a compararlo con nuestro organismo: si el mismo está fuerte, no se alterará. Pero, si las defensas bajan, cualquier bacteria lo destruye.
Si nos ponemos a pensar, aquí ocurre lo mismo. Con la diferencia de que el organismo enferma y luego sana. En cambio, el pobre votante no se cura más. Seamos específicos:
El elector es un ser como cualquiera. Confía en otro individuo para que gobierne su país, provincia o ciudad. Se da cuenta que su gestión no resulta. Ahí podríamos decir que “se le bajan las defensas”.
Esperanzado, vuelve a creer en otra opción. Pero se da cuenta que son puras promesas y que no se concreta nada. Su “organismo” enferma nuevamente.
Lo que explico se puede graficar: hasta hace poco tiempo, nos gobernaba un estilo que se escudaba en el populismo y la libertad. Siendo sumamente elocuentes, ejercían manipulación de las conductas y hasta, si era preciso, utilizaban la violencia. Además, si no se pensaba como ellos, eras su enemigo y te incitaban a enarbolar-obviamente, sin hacerlo notar- la bandera del odio y el resentimiento. Sumado a esto, se robaban todo descaradamente-
Luego, llegó el supuesto “CAMBIO”: el que proponía el ser pacíficos, el escucharnos, la “no violencia”.
Varias cosas han cambiado, pero nos “asesinan” con los impuestos y servicios, aumentan los alimentos y las medicinas.
Sigue existiendo la inseguridad. Cada día se forman más bandas que encuentran más formas de robar y siguen sucediendo innumerables hechos
Me pregunto: ¿Los humanos somos ignorantes o donde radica el problema? Porque creemos ciegamente y nunca nada se transforma, nunca somos escuchados y el contexto se visualiza cada vez peor.
El ciclo es así: los gobernantes se llenan de plata y de buena oratoria para continuar engañándonos y nosotros, los débiles, los faltos de defensas, permanecemos creyendo EL MISMO CUENTO.