SENTIMOS… Por Alan Alfaro

SENTIMOS…

Hoy, venía caminando por la calle con mi padre, que me apoya incondicionalmente, y escucho a dos señoras decir, mientras nos observan: “¡Pobre discapacitado! Verdaderamente, ¿Qué necesitará?
No respondí palabra, claro. Pero inmediatamente, mientras seguía el rumbo pensé cuál sería la respuesta adecuada. Inmediatamente, la encontré:
¿Qué necesito? Sí, necesito-reflexioné-lo siguiente:
-Preciso que no me llames discapacitado sino “persona con capacidades diferentes”. Hago las cosas de forma distinta a vos, quizá más lento o más rápido, pero la hago al fin.
Y el camino para lograr eso, lo que me cuesta, es muchísimo más valorable porque cada paso que doy, cada línea que escribo, cada mano que tiendo, es un logro más que cosecho después de tanto sudor y esfuerzo.
Necesito que entiendas que, como vos tenés derecho a transitar por una ciudad con una infraestructura adecuada, yo también lo necesito.
Necesito que respetes mis espacios, que no metas tu auto en las rampas para discapacitados. Deseo disfrutar de un paisaje en mi silla de ruedas sin tener que preocuparme porque hay un hueco en la vereda.
Que me dejes entrar a un boliche como cualquier joven, que no me discrimines ni me uses como el “házme reir” de tu barra de amigos, por ser más alto, bajo o hablar mal.
Que me permitas disfrutar de un espectáculo igual que vos sin atropellarme ni golpearme.
Necesito de vos. No preciso que me pongas una excusa para dejar de hacerme compañía ni tampoco de escuchar las interminables promesas de disfrute que me hacen mis amigos y que después, no me van a contestar Whatsapp o no van a venir y van a buscarse qué inventar.
Nunca te olvides que tengo razonamiento. Lo que menos preciso es que me mientas. ¿Sabés por qué? Porque desde el primer día que supe que vos ibas a estar en mi camino, no te mentí jamás. Me mostré tal cual soy. Reí, lloré, confié con vos, así que no tenés por qué mentirme.
Necesito de vos. Te necesito.
¿Sabés por qué? Porque a nosotros nos faltarán ciertas cosas físicas. No te lo niego ni jamás lo negaré. Pero cuando damos, damos porque lo sentimos. Porque si hacemos una caricia, ésta es genuina y verdadera.
Si amamos, amamos con intensidad. No hay nada oculto. Lo que ves, es.
Yo no busco solo que me des, ni quiero usarte, También quiero ser oído, mano, cuerpo y alma para apoyarte cuando estés mal y celebrar tus triunfos cuando así lo necesites.
¡Ah! Noto en tu mirada un gesto de fastidio…. De seguro, pensarás que solo quiero que estés pendiente de mi…Sólo quiero tu compañía. Pedirte que tengas un minuto para mí.
Me atrevo hoy a decirte esto porque nosotros también damos, también lloramos, también vivimos, también SENTIMOS.
ALAN ALFARO